La silueta sobre el cofre


Te vi y no supe que hacer, ver tu silueta, ver tu rostro, mi mente en un momento detuvo el tiempo, mi corazón no te tenía, solo mi mente, fue como un veneno que recorre todo el cuerpo, pero el tiempo se llevo tu recuerdo, esa silueta sobre el cofre, el tiempo paso y todo se olvido.

Años y más años fueron los que transcurrieron...

De pronto te vi, esa misma silueta, frente a una pared gris y sin color, pero te vi, verte de pies a cabeza y volver a ese mismo instante donde por primera vez te vi, mi mente saco de lo más recóndito ese recuerdo lleno de polvo, pero intacto, ningún espacio vacío, fue ese momento donde esa silueta se torno de color, donde descubrí más de lo que muchos descubrieron en todo el tiempo que estuvieron cerca de ti, que hice yo Dios mio, que hice, mi silencio, la vergüenza, la timidez, porque, años luchando con eso, casi una eternidad, porque todo eso regresa, al pasar a un lado tuyo verte y todo esto vuelve a mi, el silencio, tonto e innecesario, no pude reaccionar, petrificado, pero fue la mano de un amigo, gris sin sentimiento que me volvió a la tierra, pero regrese para verte pero estaba simplemente esa pared sin gracia, gris y sin motivo de inspiración. Todo regreso a la normalidad.

Porque desapareciste, no fue suficiente para ti, descaradamente hiciste que volviera a mi pasado, a verte otra vez sobre el cofre, donde te vi por primera vez, donde descubrí tu frágil rostro.

No recordaba, todo era como una gota en el agua, difuso, sin color, peor desapareciste nuevamente, ¿cuando volveré a verte?, ¿donde estás?, ¿volverás?.  No me hagas sufrir ¡Por favor!.

Esta vez no tuve que esperar años, solo fueron días, no se que te habías hecho, dejaste de existir, pero te volví a ver, contigo regreso ese maldito silencio, quede nuevamente petrificado, ¿porque?, eres más pequeña que yo, no eres lo que pensaba, ¿porque sigo petrificado?, que tienes que no me dejas hablar, que es eso que no me deja verte con claridad, todo se a vuelto como un solo reflejo, te veo pero no es fijamente, solo de reojo.

Por fin te vi, espera, no eres como te había visto, verte esta vez entregando tu corazón, pero que pasa conmigo, estar arriba, tocando una guitarra, ese amor que se convirtió por mucho tiempo único, hoy lo dejo a un lado para verte entregar tu corazón, peor el mio inconscientemente empieza a ser tuyo, esto no puede ser posible, no e hablado contigo, que me sucede, no me puedo enamorar, menos amarte, solo quiero que esto acabe, no quiero seguir más.

Un momento de soledad, eso es lo que pido, pero me estorba todo lo que veo, no me deja verte, que sucede, este deseo de verte nuevamente, de tocar tu mano y tocar el cielo, pero es allí donde todo acaba, el amigo con su mano gris y fría, me regresa nuevamente a la tierra con sus palabras diciendo "ELLA ES MÍA". Ahora el frío momento de verte, todo sigue siendo como un principio, tu eres una silueta nada más, pero una gran diferencia en mi, mi mente y mi corazón desean explorarte, conocerte, hablarte y mis oídos se integran para querer escucharte, es aquí donde mi boca habla con el ser supremo, pidiendo una oportunidad de hablarte, sin temor, sin vergüenza, dejando el silencio atrás.

El tiempo transcurre, cada vez te veo lejos, ¿Cuando será mi oportunidad?.

Se llego el momento, te veo nuevamente en frente a la pared gris, sin gracia, pero te veo al fin, directo a tus ojos, la silueta por fin toma color, sale de la obscuridad y es allí donde decido recorrer ese pocos metros que nos separan donde 3 personas se interponen, siento como si fuese un gran camino, pero al fin llego, me animó y no puede salir otra cosa más patética de mi boca que un "hola",  aunque patética palabra pero hizo reflejar en ti algo que me llevo más allá en mi mente, fue en ese momento donde deseaba más que escucharte, la oportunidad se acerco pero no sabía lo que venía.

Al día siguiente tuve la gran oportunidad, pude hablarte al fin, pero... tu también, debo decir que me vi distraído con tu voz, solo escuche "puedo abrazarte", ¿Cómo? ¿Que hice?, fue ese milagroso SER que hace milagros, mira que lo hizo bien, y allí estabas sin pensarlo, sin imaginarlo, arriba acompañándome en mi moto, una que no destilaba estilo, sin gracia, roja como la sangre, pero insignificante, pero me ayudo a tenerte cerca.

Casi termina el inicio de nuestra historia...

Caminamos durante horas, pero esta vez el silencio y la vergüenza se apartaron, dieron pasos a la habladuría, a la incesantes, al TONTO YO, ¿porque? que veías en mi, ¿te reías por compromiso? o ¿porque en verdad te agradaba?, me hiciste sufrir en pensar que decir y no callarme, que hago, pero la astucia se hizo presente, ¿comemos?, salio de mi boca  tu dijiste sí, me alegro, humildemente quisiste comer algo diferente a lo que planeaba, pero fue un pedazo de algo que ambos queríamos, ¡pizza!, sagrada pizza, me acerco a ti, solo bastaba buscar un lugar, tenia que ser perfecto, no menos que eso, tenia que aprovechar la oportunidad, sabía que no era casualidad, pero quería escucharte, quería algo más... aun no sabía que era.

Momento perfecto, el mesero dentro de ese lugar perfecto y esa mesa perfecta, ¡Gracias Dios!, ¿Que hice para merecer esto?, muchas veces te pedía, pero con ella solo fue una vez, me escucho, tu no lo sabías, peor ÉL me escucho, por fin, una sola vez lo pedí y me lo dio, mientras todo transcurría mi mente estaba ocupada, sin creer lo que ocurría, mi oportunidad, en esa mesa para dos, bendita sea, me permitió estar estar más cerca de ti de lo que me imagino, me dejo al alcance para explorar tu rostro, descubrí algo, dos lunares, cerca de tu boca, mi vista no se apartaba, que hacían allí, ¿fue Dios quien los puso?, ella es muy bella... allí me perdí, en ti, ya no eras una silueta, ya no eras más de nadie, solo mía aunque no lo sabías, pero te escuche. era momento de escapar, salir de ese lugar, pero las nubes grises, fueron la mejor maravilla, llenaron nuestro momento de color.

Empezó a llover y encima de la moto, nos dirigimos a una gasolinera, lugar insípido para conocer a alguien, sin gracia y olor nada romántico, solo fue un milagro, después de hablar por un corto y breve momento, fue donde volví a escuchar tu voz pidiéndome algo nuevo, algo que no lo creía, ¿Dios me amas tanto?, eso paso por mi mente, pero acepte, mientras volvías a repetir, "Dame tu mano", tome tu mano y desde ese momento no la e dejado de tomar, con toda mi mente y mi corazón.

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